La Salud Mental: Clave Fundamental para el Desarrollo Sostenible
- Nadia Aragon
- 14 sept
- 4 Min. de lectura
En Octo Group estamos convencidos de que para lograr un impacto real y duradero en comunidades y territorios de Colombia, no basta con atender necesidades físicas o estructurales; la salud mental debe ser parte de cada estrategia de desarrollo. Sin bienestar emocional, los proyectos educativos, ambientales, de salud o de infraestructura corren el riesgo de quedarse a medias, pues las personas que los viven, los lideran o se benefician de ellos necesitan sentirse seguras, apoyadas y emocionalmente capacitadas para transformar su realidad.

La salud mental influye en cada dimensión: en la capacidad de aprendizaje, en la cohesión social, en la participación ciudadana, en la productividad, y también en la resiliencia ante crisis. Incorporarla no es un lujo sino una necesidad para consolidar comunidades más sanas, colaborativas y con mayor potencial de crecimiento.
1. Fortalecimiento del tejido social
Una buena salud mental permite que las personas se relacionen mejor, cooperen y se apoyen mutuamente. En comunidades donde se cuida el bienestar emocional, hay mayor confianza entre vecinos, más liderazgo local y una disposición más fuerte al trabajo conjunto, lo que mejora la ejecución de proyectos comunitarios. Cuando las personas se sienten escuchadas y valoradas, se involucran activamente, lo que contribuye a la sostenibilidad social de los proyectos.
Además, esto reduce la fragmentación social, los conflictos y la desconfianza, factores que muchas veces impiden que los esfuerzos en infraestructura, educación o salud tengan el alcance que podrían. Una comunidad saludable mentalmente es una comunidad resistente al abandono institucional, al aislamiento y al desaliento.
2. Mejora en el rendimiento educativo, productivo y en salud física
Problemas como la ansiedad, la depresión o el estrés prolongado inciden negativamente en la concentración, la retención del aprendizaje, la asistencia a clases y el desempeño académico. En proyectos educativos, si no se atiende lo psicológico, se pierde mucho potencial de éxito. Integrar salud mental en programas escolares o de acompañamiento estudiantil ayuda a reducir la deserción, beneficiar el aprendizaje y favorecer ambientes inclusivos.
Igualmente, en salud física, quienes tienen buen apoyo emocional tienden a cuidar más su salud general, seguir tratamientos y mantener hábitos positivos, lo que repercute en menores costos de atención médica. En lo laboral, se ve disminuida la productividad cuando hay angustia, duelo o estrés crónico; atender la salud mental ayuda a que los proyectos que involucren emprendimientos o intervenciones productivas rindan mejor y duren más.
3. Prevención de daños sociales y emocionales
Atender la salud mental tempranamente previene que problemas menores se conviertan en crisis mayores: conductas de riesgo, violencia, adicciones, aislamiento, suicidio. Esto no solo salva vidas, sino también atenúa cargas sociales, emocionales y económicas profundas. En Colombia, como en muchas partes del mundo, hay sectores que han sufrido mucho el impacto acumulado de desigualdad, desplazamiento, violencia y pobreza —y esos traumas requieren espacios de reparación emocional.
Además, los proyectos que integran salud mental como componente (por ejemplo en zonas afectadas por conflictos, comunidades rurales o urbanas marginadas) pueden generar mayor sentido de pertenencia, reducir la migración interna, fomentar la resiliencia cultural y preservar saberes locales, lo cual potencia verdaderamente el desarrollo territorial.
4. Sostenibilidad e impacto duradero de las iniciativas
Sin salud mental no hay arraigo ni continuidad real. Si los beneficiarios de un proyecto no cuentan con herramientas emocionales para enfrentar obstáculos, crisis o simplemente el día a día, el impacto suele perder fuerza cuando el financiamiento o la intervención directa termina. Al integrar aspectos como acompañamiento psicosocial, espacios de escucha y capacitación emocional, Octo Group aporta no solo soluciones inmediatas, sino condiciones para que las comunidades continúen creando, gestionando y sosteniendo sus propios proyectos.
Esto amplifica el retorno social de cada peso invertido: un proyecto que empodera emocionalmente tiene muchas más posibilidades de generar cambios profundos, de arraigar en lo cultural, de multiplicarse, de inspirar a otros territorios y de servir como modelo.
Cifras mundiales recientes que muestran la urgencia
Más de 1.000 millones de personas viven con algún trastorno mental en el mundo, especialmente condiciones como depresión y ansiedad.
Estas condiciones son la segunda causa principal de discapacidad a largo plazo.
En 2021, se registraron aproximadamente 727.000 muertes por suicidio a nivel global.
El costo económico global de la depresión y la ansiedad se estima en alrededor de USD 1 billón al año, principalmente por pérdida de productividad.
Solo alrededor del 2 % del presupuesto de salud de los gobiernos se destina a salud mental, y en muchos países de ingresos bajos y medianos el acceso a profesionales de salud mental es extremadamente limitado.
Conclusión
Para Octo Group, integrar la salud mental no es una idea adicional, sino un componente esencial de toda nuestra estrategia de transformación territorial. Cuando proyectamos financiamiento, articulamos actores o diseñamos intervenciones, la salud mental debe estar presente en cada etapa: desde la identificación de necesidades, pasando por la ejecución, hasta la evaluación. Solo así construiremos comunidades que no solo sobrevivan, sino que prosperen con dignidad, autonomía y bienestar integral.
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud (OMS). Over a billion people living with mental health conditions; services require urgent scale up (2025).
OMS. World Mental Health Report (2022).
OMS. Suicide worldwide in 2021: Global health estimates.
OMS. Mental health and substance use: facts and figures.
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